viernes, enero 26, 2007

Qué asco de vida

Sí, a veces uno no puede evitar sentirse miserable. Yo me siento así en este momento. Días difíciles.
Parece que esta vez va en serio. Otra vez el final redivivo. En fin.
Cuando se toman decisiones rotundas e irreflexivas -así me parece a mí que es este caso- es casi imposible una marcha atrás.
Y digo adiós sin sentirlo, porque yo no quiero decir adiós. Pero no sé qué más decir, a pesar de que mi pecho y mi garganta parece que no se van a acostumbrar a tu ausencia.
Si por lo menos supiera que esto beneficia a alguien tendría algo con lo que engañarme. Pero no lo creo.
Siempre te echaré de menos. Y nunca conseguiré entenderlo.